Invernales y aves

Según vamos tomando altura y dejamos atrás los prados de siega, el paisaje cambia rápidamente. La nieve y el frío dificultan la vida y no sólo de las personas. 

El suelo es ahora más pedregoso, los arbustos salpican el entorno y ocupan el espacio que para árboles y otras especies de mayor tamaño resultaría muy complicado.

Estos matorrales de alta montaña cincelados por el viento y la nieve guardan una biodiversidad muy especial donde podremos observar nuevos compañeros de senda (acentores, bisbitas, roqueros).

A las tarabillas, pequeñas aves que podrás ver revoloteando de un lado a otro, les encanta posarse en algún lugar alto (encima de una piedra, una rama que sobresale, un poste de madera) y cantar al público como si de un verdadero tenor se tratara.

Los invernales son construcciones típicas de la región cantábrica y podemos encontrarlos solos o en grupo y servían tanto para guardar la hierba segada en su piso superior, como para albergar el ganado en su planta inferior.

Estos invernales suelen encontrarse a medio camino y a diferentes alturas entre las zonas bajas de prados y la brañas de la alta montaña.

Su presencia nos cuenta muchas historias sobre la vida en Tresviso y son lugares de gran valor patrimonial. En su mayoría se encuentran en avanzado estado de deterioro por la bajada de actividad ganadera.